Respirar
De nada sirve una literatura local si no respira. En la respiración, en ese preciso momento de conexión entre el dentro y el afuera, se observa metódicamente el estado vital de un cuerpo. Lo que no respira (lo no viviente), o el que aguanta la respiración por miedo al contagio difícilmente resistirá eternamente. Por aquí o por allá acabará explotando preso de esa necesidad biológica. De nada sirve una literatura local si no respira. A pesar de que hay quienes fomentan la contención impoluta del aire, cerrando todos los orificios por miedo a la enfermedad o al exterminio, cada vez es más evidente que cierta literatura fabricada desde Cantabria (que no meramente cántabra) tiende a una mayor apertura y diálogo. Sus fosas nasales, siguiendo con la imagen, huelen más, mejor y llegan más lejos. Si uno contiene demasiado su respiración, hinchándose de sí mismo, para sí mismo y en sí mismo, tal vez muera, o acabe amoratadamente exhausto, o con un fuerte dolor de cabeza, o mejor aún, haciendo el ridículo o tal vez defendiendo de un modo risible un trozo de piedra. En fin, hasta aquí nada nuevo. Lo de siempre. Alguien ya lo dijo: “dar un voto a la tradición es dar un voto a los muertos, a lo que no respira”.
Poesía a dúo
Entre las múltiples e interesantes, aunque tímidas, acciones literarias que parece que mantienen esa búsqueda de impregnación con lo que se hace en un espacio global, acciones que “esnifan” con cordura y naturalidad las tendencias diversas, ajenas y distintas se sitúa la reciente propuesta del Ateneo de Santander La poesía a dúo. La poesía, ese género que en Cantabria nos desborda pero que no acaba de cuajar, sufre a menudo de constantes vaivenes, donde tal vez falle el nivel crítico que no poseemos. La poesía, pues, está siendo última y extrañamente una ventana abierta.
Desde el día 2 de mayo que se inicia el ciclo con una conferencia historicista del crítico Miguel García-Posada, todos los martes de mayo, se nos ofrece un programa poético. Ese fue el pórtico. El pasado martes día 9 Lorenzo Oliván, quien no leía su obra en Cantabria desde hacía tiempo, trazó con hondura y peso una lectura de su poesía desde Puntos de Fuga hasta sus más recientes e inéditos poemas. Una poesía que en cada golpe, en cada verso, nos abre puertas siempre hacia el otro lado o hacia nosotros mismos. Los próximos martes serán igualmente interesantes, combinándose en un movimiento de diálogo y respiración voces de aquí y otras menos cercanas geográficamente, pero necesarias para comprender una parte de la creación poética, para situarnos en el espacio poético actual. Lo geográfico como oriundez y definición sólo les interesa a los falsificadores de la historia y a los adoradores de estatuas.
El programa
El martes 16 comparecen en este flujo poético y dialogante dos poetas del filo y del vilo, entre la creación y la identidad vital en el poema como son Jorge Urrutia y Carlos Alcorta. El primero autor de El mar o la impostura (Visor, 2004) y el segundo, de Corriente Subterráneas (DVD, 2003), su ultimo libro hasta la fecha. Para el día 23 está programada la intervención del poeta y editor Jesús Munárriz, autor de una larga trayectoria, que intervendrá junto al poeta Rafael Fombellida. Otro diálogo de peso y fuerza entre autores de obras distantes entre sí como Viajes y estancias (Hiperión, 2005), el primero y Norte magnético (DVD, 2003), el segundo, un libro que busca incansablemente lo elevado, el conocimiento. Para finalizar el ciclo, que deberíamos entender como un inicio, la raíz de una progresiva globalización de nuestra literatura, algo que a hurtadillas comienza verse, pondrán en escena su poesía Manuel Lara Cantizani y Regino Mateo. El poeta cordobés Lara Cantizani es autor de Los 4 elementos (Béjar, 2004), un poeta que bucea por la tradición irónica, mientras que Regino Mateo, cuyo último libro hasta la fecha es Noticia de un pequeño reino afortunado (Algaida, 2000), tiende a un cuidado sentido del lenguaje y a un manejo minucioso de la tradición, como veremos.
En definitiva, la respiración es aquello que nos mantiene vivos y alerta. Es, de alguna manera, nuestro modo efectivo de estar en el mundo. La respiración abierta, el aire, el diálogo, la impregnación deberían ser las puertas de nuestra literatura futura. Un proyecto elemental. Por eso, es evidente, que un programa así ofrece un peldaño más en la natural incorporación de nuestra literatura a un panorama literario mucho más amplio y modernizado. De nada sirve una literatura local si no respira.
(Publicado en El diario montañés, 13-5-2006)
